Kim Pérez
Paseando
por el camino recto y horizontal de nuestro antiguo Cortijo de Trabajaembalde,
en los años ochenta. Entre campos de labor y grandes encinas, viendo al Norte
unas sierras azules, camino de Madrid, donde estaba la libertad que me parecía
inaccesible.
La Lógica. Me repito el antiguo
silogismo:
Si A es B
Y B es C,
Entonces A es C.
Eso está por encima de mí, porque
es verdad, lo quiera yo o no lo quiera, me convenga o no me convenga, al
traducirlo a la materialidad.
Si yo he recibido 1000 pesetas
Y las deudas deben pagarse
Entonces yo tengo que pagarlas.
No me convendría la verdad del
silogismo, pero ahí estaría esa verdad, aunque yo no quisiera, por encima de
mí.
Por tanto esa realidad invisible, inmaterial, e
inmutable, existe, unas veces para mal y otras para bien. Está ahí, sobre mí.
Puedo tranquilizarme, pensando
que hay algo mayor que yo, por encima de
mí.
Esa Lógica, o su hija, la Lógica
Matemática, rige el universo material. Esto se sabe desde Pitágoras, confirmado
por Galileo y comprobado por Newton y luego por Einstein, Planck y Heisenberg.
Esta Matemática se puede ver en
la materia de forma tendencial. No es que las formas físicas sean exactamente
matemáticas, sino que se acercan en lo posible a las formas matemáticas. En el
ámbito astronómico, los astros tienden a ser esferoidales por la gravedad, en
torno a su centro, a la vez que otras fuerzas centrífugas tienden a alterar la
forma esférica. En el ámbito biológico, las abejas forman hexagonoides, porque
es la forma en red con mejor relación entre capacidad y trabajo para hacerla,
pero al ser materiales, no pueden ser hexágonos absolutamente regulares.
Esta función de la Lógica por
encima del Universo y de la voluntad humana corresponde a lo que se ha llamado
divino; su distancia de lo natural y físico la cualifica como una parte de lo
sobrenatural.
¿Cómo se puede llegar de la
Lógica física a la Lógica de un ser vivo y racional como es el humano?
Aún no hemos llegado a las
ecuaciones necesarias para ello, por lo que sólo podemos hacer un razonamiento
fragmentario. En algún aspecto, la Biología, es ya cuantitativo, por ejemplo en la hipo- o hiperandrogenia que fundamentan algunas formas de la transexualidad, pero en general, la condición humana, dependiente de la complejidad del cerebro, no es todavía cuantitativa, matemática, sino cualitativa.
Cualitativamente, se puede decir
que los humanos somos animales y racionales, capaces de entender la Lógica del
Universo y de tener conciencia de la existencia de este plano lógico, que está
por encima de la materia.
Nuestra lógica para entender la
Lógica es fragmentaria. Para llegar a entender la Razón de todas las cosas,
usamos el razonamiento, que está expuesto al error y encuentra grandes límites
personales.
La diferencia entre Lógica
objetiva y lógica subjetiva o entre Razón y razonamiento es fundamental en una
vida humana.
Porque de hecho avanzamos,
aprendemos a hacer comprobaciones, partimos de lo conocido y llegamos a lo
desconocido, chocamos con la práctica, la realidad y la naturaleza se resisten
a muchas de nuestras abstracciones, rectificamos, tenemos que someternos a la
crítica o criba de la verdad y el error, aumentamos gradualmente el cuerpo de
nuestros conocimientos.
Podemos regular nuestra
existencia personal y colectiva, mediante leyes morales y jurídicas. Nuestras
leyes, partiendo de nuestros razonamientos, pueden ser lógicas, que correspondan
a la verdad de las relaciones reales. La consecuencia práctica del acierto es
el avance
O bien leyes ilógicas, que no
correspondan a esa verdad de las relaciones existentes. La consecuencia práctica
del error puede ser el caos, pero aun así permite avanzar en la masa del
conocimiento.
Esa clasificación de las leyes morales
y jurídicas estará por tanto por encima de nuestras voluntades. Sólo las leyes
lógicas serán verdaderas leyes; las que no sean lógicas, no lo serán. Sólo
parecerán leyes.
No podríamos hacer que una ley
lógica, justa, no lo fuera, por más que nos empeñáramos, ni que hacer que una ley
ilógica, injusta, fuera lógica y justa.
Todo eso está por encima de
nosotros. Este criterio es el del iusnaturalismo clásico, precisando que la
naturaleza humana en que se funda tiene que ver con la Lógica que rige el
Universo y que los humanos podemos comprender gradualmente mediante el
razonamiento.
La existencia de Dios es lógica,
porque funda la existencia de la Lógica o Razón, que es relación, porque tiene
que haber una sola causa de todas las
relaciones de causa y efecto, como lo demuestra el hecho de que todas las relaciones
que existen obedecen a una sola Lógica.
Usamos por ejemplo la misma
Lógica Matemática para entender la gravedad macroscópica o las partículas microscópicas,
y la Lógica Matemática funciona, y usamos la Lógica Matemática de las
cantidades bioquímicas para entender nuestra salud o nuestra enfermedad, y
funciona también.
Usamos la Lógica, pensamos, porque pensar tiene sentido, permite avanzar
en el conocimiento y dominar la realidad.
Si Dios existe, habla con la
gramática de la Lógica. En las condiciones materiales, en nuestra naturaleza,
la Lógica está por encima del Bien y del Mal. El nacimiento y la propagación de
la vida ocurren con la lógica del medio ambiente y las extinciones masivas se
deben a la lógica del magma y los volcanes, como la de los Campi Flegrei, que
hace 39000 años casi extinguió a los Neanderthales, o a la de las órbitas de
los asteroides, cuando impactan en la Tierra.
Los hechos lógicos de la Causa
Primera permiten la contemplación, la admiración y la aceptación.
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