Actualizado 6.IX.2015
Kim Pérez
Conjunto I: Intersex. Conducta intersex, ambigua, de origen biológico, con elementos suaves de ambos sexos. Hipoandrogenia conductual moderada.
=Identidad personal masculina atenuada o ambigua “yo soy como soy” o “yo soy trans”, que puede llegar a una extrañeza o desidentificación hacia la mayoría de los hombres. Pero puede aceptar una identidad social masculina atenuada.
=Impulsividad más bien femenina, basada en sentimientos de delicadeza, encanto, deseo pasivo de recibir amor, más que de ejercerlo activamente, y algunas formas de sumisión/protección.
=Vacío escolar o algún acoso, por la indefinición conductual.
=Orientación o bien hacia la mujer o bien hacia el hombre, que no suele llegar a un intenso deseo sexual; homoafinidad hacia hombres ambiguos, no hacia hombres heteros.
=En su genitalidad, la hormonación, que expresa su ambigüedad; o la operación, cuando hay un fuerte rechazo de los genitales masculinos, se entienden como adecuación personal, y pueden sentirse más importantes que el cambio de género.
=Responden afirmativamente, como test, a la pregunta “¿Te hormonarías u operarías aunque nadie más pudiera
saberlo?”
=Estos sentimientos pueden coincidir con una feminofilia secundaria, menos intensa que la del Conjunto III.
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Conjunto II: Feminizantes. Conducta muy femenina, perceptible por todos, desde sus primeros años, de
origen biológico. Hipoandrogenia conductual intensa.
=Son niñes muy femenines, en gestos, entonación de la voz, preferencias de ropa, amigas, juegos…
=Identidad personal femenina, “yo soy una mujer” o casi femenina,”soy como una mujer”, realista, desapasionada;
pueden afirmarla con toda convicción y naturalidad, planteándose una vida entera femenina, o bien, desde la pubertad, pueden priorizar su identidad social, como aparentes gays: “me siento mujer, pero no necesito vivir como
mujer”; homoafinidad con las mujeres, empezando por su madre.
=En la edad escolar, acoso intenso, que puede llevar a una fase de represión o autorrepresión que puede dar lugar
a una amnesia (los recuerdos quedan en manos de la madre) o a una aparente masculinización.
=Suelen tener una orientación definida hacia los varones; aunque una minoría puede orientarse hacia las
mujeres.
=No suelen tener que operarse, porque su identidad suele formarse antes que su conciencia genital, aunque pueden
haber sentido en su niñez un desajuste con los genitales masculinos (por ejemplo, pueden haber esperado que los genitales se cayeran de manera natural), por lo que también pueden desear una operación.
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Conjunto III: Feminofilia. Por causas biográficas, no biológicas, hay algún vacío de modelo masculino o
paterno, compensado por un deseo de fusión con una Imagen de la Mujer. Androgenia conductual en valores normales.
=Este vacío puede ser moderado (transvestimiento ocasional) o intenso (transexualidad)
=Puede haber intensa aversión a la masculinidad. Frecuente adoración de la madre.
=En la edad escolar, no suelen ser ignorades ni acosades, por ser su conducta aparente masculina.
=Orientación muy definida e intensa hacia la mujer; el amor de la mujer es el sentimiento principal de la
existencia , por lo que la experiencia de fusión, al superar la angustia del vacío,es excitante y estimulante.
=La orientación constituye la identidad: “quiero ser como tú” o “yo soy tú”.
=En función del deseo de la imagen de la mujer, pueden desear la operación de genitales para parecerse más
a esa figura deseada; la constatación de la figura de mujer en el propio cuerpo llega a ser casi extática.
=La frustración duradera del amor de la mujer puede llevar al regreso a la identidad masculina como último
refugio, aunque con tristeza o depresión: “Ya no me ilusiona ser mujer”. Pero no cesa el amor a la mujer ni después de la hormonación u operación.
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