viernes, 16 de enero de 2015

La unidad de la realidad humana



Kim Pérez

La experiencia transexual parte de la dualidad.
Es una experiencia mental, enfrentada a la orgánica.
Nos sentimos femeninas o masculinos por encima de cualquier experiencia del resto de un cuerpo que sexualmente nos es ajeno.
Muchas veces, la dualidad parece más profunda, puesto que en nuestra misma experiencia mental nos decimos que no somos femeninas o masculinos del todo, pero todo eso, incluso nuestra ambigüedad, forma parte de nuestra unidad mental, personal.
La dualidad entre mente y cuerpo es de momento la principal causa de dolor para las personas transexuales.
Ansiamos nuestra unidad.
La de nuestra realidad mental, siendo sólo una cosa, o femenina o masculino.
La de ser reconocidas o reconocidos por todos en esa unidad.
La de que no se nos vea como duales. O peor, que se nos vea dentro de una unidad corporal que no es la nuestra.
Por parte de quienes nos ven, a veces sería suficiente con que reconocieran del todo nuestra dualidad, nuestra naturaleza mental, la fuerza de esta naturaleza, porque muchas veces nos confinan en la unidad de la que huimos, la corporal u orgánica.
Hace falta mucha conciencia de la realidad para afirmar nuestra naturaleza mental por encima de la orgánica.
Cuando no consiguen verla todos o casi todos, y esto te lleva a temer que no consigas una parte de tus aspiraciones, el reconocimiento ajeno (si bien siempre habrás conseguido tu propia expresión, el decir "yo soy así")
Vergüenza, ira, angustia por lo de fuera, pero nuestra realidad mental, interior, es la que es, y no nos deja asentarnos en esa unidad exterior que no entendemos como nuestra, sea nuestra realidad interior más o menos definida.
Puede ser que éste sea el sentido de nuestra existencia: afirmar que nuestra unidad verdadera es la de nuestra realidad interior, mental.
Contrapuesta a la exterior, aparente, orgánica.
Con diez años justos, me quedé muy sorprendida cuando me dije “yo soy yo”, afirmación que sigo sintiendo como la más importante de mi vida.
Quería decir: yo, que me veo por dentro, esta mente o consciencia, estoy en esto que veo por fuera, mi cuerpo, mi apariencia. Y yo de verdad soy lo que soy por dentro, mi interior.
(O lo que veo cuando me veo pensar; o cuando cierro mis ojos; o en la oscuridad de la noche; el resto, es mi cuerpo)
Hasta hoy no había conectado esta frase con otra que me dije también alrededor de los diez años: “Yo hubiera sido más feliz si hubiera nacido niña”.
Veo que yo siento, con toda claridad, por ser transexual, algo que es común a muchos otros humanos, y que ellos quizá no ven con la misma nitidez. Por tanto, el sentido de nuestra vida es afirmar el dolor de nuestra dualidad y el deseo de que nuestra unidad se establezca sobre nuestra realidad mental, no sobre la corporal.
Sienten lo mismo que las personas trans
Las personas feas, que se miran en el espejo y sienten que no son lo que ven o no quieren serlo.
Las personas ancianas, que sentimos que nuestro cuerpo nos traiciona, porque querríamos salir corriendo, como antes, y no podemos, o que nuestra cara no se hubiera arrugado, y lo está.
Las personas enfermas, que ansían liberarse de la enfermedad. Mi tía Amalia, ante los sufrimientos del cáncer, deliraba con que salía volando por la ventana.
O las personas que se encuentran en el desierto y necesitan beber y no encuentran agua…
O los presos, confinados por unos barrotes que les impiden sacar su cuerpo de la prisión…
Por tanto, nuestra experiencia es una experiencia humana universal, la de la mente sometida al cuerpo, y somos quienes la sentimos de una manera más visible.
Pero los humanos nos hemos esforzado siempre contra ese sometimiento; nos esforzamos contra la fealdad de mil maneras; contra la ancianidad; contra la enfermedad; contra nuestros límites.
Un día será reconocido por todos el valor de nuestro esfuerzo transexual, como esfuerzo humano.
Siempre se ha dicho que las personas transexuales somos mente de mujer en un cuerpo de varón encerrada, o pensamiento como varón en un cuerpo de mujer encerrado.
Podríamos generalizar y decir que los humanos somos espíritu en un cuerpo encerrado. O voluntad en un cuerpo encerrada. O ángeles encerrades en la materia.

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